Thursday, October 26, 2006

JUAN BEAT AMABA A UNA MUJER

RONNIE IMR (LA LAVADORA ASESINA)

http://lavadoraasesina.blogspot.com/

Juan Beat era su nombre antes del accidente de automóvil. Le reconstruyeron la cara y lo colocaron fierros en todo el cuerpo, ahora era un viejo amargado que se hacia llamara Tom Gordon. Todas las noches observaba sus libros de Nietzsche y Heidegger, esperaba que algún día todos esos libros se pudrieran y se carcomieran gracias al polvo y a los animales que habitaban su cuarto. Todas las noches disfrutaba de la sinfonía inconclusa y sexual de sus vecinos mientras leía a Dotoievsky y bebía cerveza de lata, al mismo tiempo se atragantaba de pastillas clorets. Juan Beat... perdón Tom Gordon un día decidió tomar una hoja y un papel y escribió lo siguiente:

Poema Nihilista

Ni creas que soy como el estúpido de Schopenhauer.
Solo quería decirte que tienes los ojos... grandes y venosos.
Y que tus labios son... de carne y parecen dos tripas de cerdo crudas.
Tus cabellos son azules.
Y cuando estoy contigo todo me parece igual.
Y ni pienses que te amo porque eso es una estupidez, simplemente respondo por necesidades fisiológicas.
Y cuando estoy contigo, es como estar con algún amigo o un viejo borracho.
Sabes, quiero que sepas que solo eres una mujer.
Solo eres un pedazo de carne que suda y defeca.

P.D: Como se que eres algo estúpida y no sabes que significa el nihilismo te explicare que el nihilismo es una posición filosófica que argumenta que el mundo, y en especial la existencia humana, no posee de manera realmente objetiva ningún significado, propósito, verdad comprensible o valor esencial superior.

Atte: Tom Gordon

Tom Gordo alias Juan Beat colocó la carta en un sobre y la puso sobre el tocador. Cerro los ojos y durmió. Cuando despertó, se dio cuenta que el sobre seguía ahí, intacto. Y por arte de magia supo que le faltaba algo. Se levanto de la cama hacia la cocina. Estaba desnudo. Observo el pollo en el sartén grasoso y sintió un agujero en el estomago. Mientras su espalada recorría lentamente la pared hasta dejar caer sus nalgas flácidas en el piso. Tom Gordon empezó a llorar. Había recordado lo que faltaba, y era una mujer a quien darle la carta. Mientras lloraba, el olor del aceite quemado y del pollo de dos días contaminaba todo el lugar de nostalgia. Tom Gordon lloraba por aquella mujer que talvez alguna ves existió y que nunca comió ese pollo que estaba en el sartén grasoso. También lloro porque se dio cuenta que esos 30 años de nihilismo solo era una ilusión.Esos 30 años de nihilismo estuvo a la espera de esa mujer de pelo azul.

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