Sus canciones eran mías,
sus ojos perdidos,
su cama arrinconada en la pared,
el paracetamol,
sus cervezas
y hasta el clonazepam lo era;
hoy todo es tan triste
sin canciones,
sin sus ojos
sin su cerveza,
sin su propia tristeza de todos los días.
Solo quedan mis canciones,
las de ella que ya no son mías,
sus pocas sonrisas revoloteando por mi cabeza,
el número de su móvil en la memoria de mi teléfono,
y Tracey Thorn contando historias como la mía;
es tan triste no tener canciones,
muy triste no escucharlas con ella,
muy triste no dormir en el sillón agazapados,
muy triste no susurrar: I don’t want excuses. I don’t want your smiles;
me he quedado sin canciones,
me he quedado sin ella
y sin más historias mías
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