Aislado en un bar de Fulham Road, vuelvo a leer aquel “libro improvisado” que le di a Ayesha, se que nunca podré reponerme, por eso me subí a un avión casi sin ganas, solo con la esperanza de re-encontrarme de nuevo con historias, solo con ganas de una pinta de cerveza más; a nadie le molesto aquí… igual me ven raro, pero después de tres o cuatro cervezas no les interesa quién o qué esté en la barra bebiendo como ellos pero sin ser uno de ellos. Hay que ganarse el respeto con una pinta tras otra de cerveza; lo se, no hago nada extraordinario, siempre acostumbro a beberme tres so cuatro six de kloster y entre cada botella un vasito de jwalker red label con hielos. Ebrios en todos lados hay, pero yo tan insignificante con un gorra de tecate y un jersey del barca que ni imaginan de que nacionalidad soy. No se que puedo parecerles, aunque cuando digo thanx se dan cuenta que lo último que pisé antes de abordar el avión ha sido el tercer mundo; la puta ciudad de México con sus cantinas caras sin buena cerveza, claro, exceptuado el salón Vizacaya y los desparecidos: Orizaba, Kloster y el Nivel. Por lo menos aquí en cualquier calle la cerveza va directa del barril al vaso, con eso me es suficiente.
Vengo a enterrar cualquier opción de seguir escribiendo, aunque sea poco y malo como últimamente. Vengo a tirar al Támesis la última muestra de apego, aunque se que desgraciadamente para mi, no hay nada más que escribir; siempre la misma historia, dando y dando vueltas. No obstante, tengo ganas de escribirle a una puta, ella si sabe lo que quiere… ja, yo solo quería pagarle el cuarto y sus servicios para platicar, por supuesto me rechazó. Esperaba a Sandra a las afueras del metro pino suárez, después de unos 20 minutos una chica me reclamó.
------ Me espantas a los clientes, no puedes hacerte más para allá
------Solo espero a alguien, y aunque miro constantemente tu escote no impido que se acerquen a ti------ Me espantas a los clientes, no puedes hacerte más para allá
-------Si, lo se, pero…por qué no mejor vamos al hotel… -----
Sentí una palmada en la espalda y era Sandra, y muy, muy pronto un potencial cliente se acercó a mi puta, fue el peor momento para que una mujer me diera una palmada. Hablamos lo suficiente, me pagó tres de barril y yo le retribuí con un par de libros del Borrachos Fest. Cerca de las 11 pm insistió en tomar un taxi y acercarme a casa, lo único que yo quería era ver de nuevo a esa puta, así que caminé rumbo a casa. Ja… todavía esperé más de 15 minutos para acercarme de nuevo a ella, ¡mierda! Solo potenciales clientes desfilaban y no me dejaban “hacer lo mió”. Por fin estuvo sola unos minutos.
------He regresado, prometo no espantar a tus clientes
------No importa, ya nadie quiere pagar por sexo, lo quieren gratis
-----Bueno, es más fácil ahora toparte con sexo que pagar por un culo
------jajaja… te das cuenta…
------Lo hago, ¿puedo preguntarte algo?
------Dime
------Podemos vernos alguna vez , pero que no involucre tu trabajo, es decir…
------Noooo, conmigo es solo trabajo, no me puedo dar el lujo de aventuritas
------No quiero una aventura, solo beber contigo y hablar
------¡No!
------Cuánto cobras
------200 más 140 del hotel
------Bien, vamos, solo quiero platicar…
-----¡Nooo! Nada de cosas “extrañas”, solo sexo
-----Está bien, no te espanto más a tus clientes, cuídate
------Tu igual, aquí estoy cada sábado, esperando a cualquiera
------Me voy, adiós… ------
Retomé rumbo a casa y me di cuenta que las putas saben lo que quieren. Lamento haberle llamado puta a alguna que otra mujer con la que he salido. Nunca han sabido lo que quieren.
Aquí seguiré en Fulham Road, aislado, dándome cuenta que no soy capaz de ni siquiera hacer que una puta duerma conmigo…
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