Wednesday, February 27, 2008

“SOUNDTRACK”

Olvídalo / y es como olvidarlo todo / es como perder la dirección / es como perderse / Olvídalo / y es como olvidar la alegría de vivir / es como una puñalada al corazón / que sangra de dolor… / (Fallen Angels, Wong Kar Wai Soundtrack)

Una primera vez siempre la hay, incluso para cantarle a alguien; Grissel no me daba confianza, Aide, era tan fría como mis deseos más necrófilos; todo comenzó con Karina. Su extremo desencanto y los ataques depresivos la hacían vulnerable a las canciones, conmigo “aprendió” de la soledad de un tango apasionado de Piazzolla, del desgarre total de “Que pena” cantada por La Niña Pastori. Y así terminó por no quejarse en el auto; el tango, el flamenco y todas esas canciones que nunca pensó escuchar las aprendió conmigo. Una vez dio vueltas y vueltas el soundtrack de Leaving Las Vegas ------- Angel eyes / That old devil sent / They glow unbearably bright / Need I say / That my love's misspent / Misspent with angel eyes tonight / ------- Fue cuando muy cerca de ella comencé a susurrar: The very thought of you makes my heart sing / Like an April breeze / On the wings of spring / And you appear in all your splendour / My one and only love … / Y se hizo una costumbre en aquellos únicos momentos de no pelas, no reproches, no hartazgo… de cierta manera es triste, solo teníamos ese efímero momento de cercanía acompañados de cds y cds. Después de susurrarle canciones totalmente trágicas, solo se quedaba dormida en la colchoneta, otras veces simplemente lloraba y lloraba hasta acurrucarse cerca de mi y perderse en sus ensoñaciones.

Ya han pasado 7 años de aquellos susurros, Karina no cambiará, sigue adoleciendo de los fantasmas de la muerte, de sus brazos marcados por tijeras; necesita soledad, emborracharse y reír como loca, quizá también necesita susurros, canciones, viajes incendiarios en el auto; sin embargo, ahora tiene una hija, y lo que debe hacer es cantarle a Camila... susurrarle: Sola, en el invierno azul la muerte rompió el velo/ sola, que me quedé sin luz sin vida y sin consuelo / sola, desheredada y sin dinero / sola, como una estrella que cae del cielo / sola, frente a un abismo que habita el miedo.../ Aunque, conociendo algo a Karina, es verdad que como ella lo dice, un día puede caer en el psiquiátrico, y si, la visitaría y le cantaría: 
Qué pena / que se acabara / qué pena / por la manera / qué pena / que pase el tiempo / y me siga dando pena / . Es una de esas promesas que significan todo un “tren de relaciones”; sería duro verla en un rincón acurrucada, como una niña temerosa, perdida, pero si susurrarle, todo eso que “aprendió conmigo”, ayuda al menos para calmar cierto dolor, lo haría, no como un compromiso, sino por el recuerdo de efímeros momentos.

A Ayesha no le canté nunca, le susurraba poemas que recordaba, y de cierta manera la música nos conectaba, nos hacía estar juntos, beber plácidamente en cualquier lugar por más feo o improvisado que fuese. Desgraciadamente eso no nos salvó, no hubo canción, simplemente: / se nos rompió el amor / de tanto usarlo… /

Han pasado en canal 11 una vez más “Fallen Angels”, la he visto 15 o más veces, y siempre espero la escena del jukebox, es así como creo se van formando los “soundtracks de los largos trenes de relaciones, canción tras canción intentando comunicar algo, aunque al final solo esas letras y sonidos se queden acumuladas si bien nos va, en una memoria a largo plazo, o bien, en cds ripeados y arrumbados en un sucio mueble arrinconado a la pared.

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