Tuesday, January 24, 2006

AÑORANZAS

Las malas decisiones son lo mío, el Bolton ganó con un penal ya en tiempo de compensación, pero Allardyce no metió a Borgetti, me importa una mierda el equipo como tal, yo quería ver jugar a Borgetti y beberme algunas cervezas; al final me encontré con un match aburridísimo, con hoolligans enloquecidos gritando y brincando, yo me moría de frío y ni siquiera una cerveza me bebí.

Al regresar a mi piso, vi el peugeot de Alana justo en la esquina, ella estaba adentro fumándose un camel, me acerqué a la ventanilla sigilosamente; seguramente me observó por el retrovisor, ya me esperaba con la puerta semi abierta y unos botellines de Carlsberg en el asiento. Me acurruqué dentro del auto y supe que la cerveza era para un buen rato de letanía. Al principio comenzó con su español claro, luego conforme se iba molestando más cambió al british, yo hacía como que escuchaba atentamente, aún sin siquiera destapar la carlsberg, comencé a recordar "cosas" mientras medio "captaba" palabras aisladas. Pensaba en lo agradable que eran las noches en las que pasaba por Ayesha y la dejaba en su casa, siempre había tráfico, era la hora en la que mucha gente rabiosa o frustrada regresaba a sus hogares, y no me ocupaba de ellos, solo maniobraba con mi mano izquierda el volante, y con la derecha aprisionaba la mano de Aye. A ella le parecía tonto quizás todas mis "promesas", reía de nervios o de incertidumbre; como cuando le prometí un peugeot , yo me compraría un enorme dart y para ella habría un pequeño peugeot azul, Aye solo sonreía y de repente apretaba fuertemente mi mano o me abrazaba. Cuando hacía mis acostumbradas maniobras, como "darme vueltas prohibidas", me miraba hasta con complicidad, nunca le asustó mi ya "natural aceleración" para conducir, le temía a que de verdad yo la quisiera... Ayesha "dejó de creer en mi" después del accidente, me lo dijo un par de veces ----Yo creía en ti -----. Nunca la engañe, pero si cometí errores enormes... Yo aún sigo creyendo en ella y "no me he olvidado" del pequeño peugeot azul, ni de la "pequeña Aye..."

Alana no pretendía terminar de hablar, le recordé que la hora de su concierto se acercaba, hizo muecas, se puso en la boca el tercer camel y dio marcha al auto. No me dio tiempo de bajarme, yo que demonios iba a hacer sin ticket; todo el transcurso siguió con los reclamos y los apestosos camel. Al llegar se estacionó y bajó muy despreocupada, me volví a acurrucar y me dispuse a seguir "imaginando algo", por lo menos unas tres horas más.

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