Tuesday, January 04, 2005

EL SWEATER VERDE DE MR TRANE

Hace años que el mando de la tv no servía, tampoco Mr Trane funcionaba muy bien, sin embargo, aún cuando en cada visita al médico le daban unos 6 meses de vida, ya eran cinco años los que Mr Trane seguía prendiendo todas las mañanas la tv como para hacer bullicio. No se sentaba a ver algún programa, o intentaba cambiar de canal, solo prendía la tv con un volumen moderado y hacía sus pocas actividades; vivía de una de esas pensiones baratas del ministerio de salud y de lo que quincenalmente su padre mucho más saludable que él, le mandaba desde Salamanca España. Mr Trane se jubiló a los 35, y tuvo trabajos intermitentes hasta que una noche "algo" le provocó un shock nervioso, llegó al psiquiátrico en un estado de "coma emocional", tardó tres semanas en reaccionar y lo primero que dijo fue -----Mi sweater verde-----, tocó su muñeca izquierda y se sintió aliviado de aún poseer aquella pulsera dorada. Los Psiquiatras le preguntaban a Mr Trane acerca de esos "objetos", él solo decía ----Los quiero---. Mr Trane no estaba bien, sin embargo, un médico amigo suyo le ayudo a salir de aquel hospital.

Vivía en un pequeño piso en el centro de la ciudad, sus padres habían dejado el departamento tal cual estaba hasta el momento del shock, su gran colección de cds, los libros, hasta el sweater verde sobre el respaldo de una silla. Por las noches, antes de dormir, Mr Trane se ponía el sweater verde, en los cinco años que llevaba en ese estado de "shock", lo lavó unas 4 veces... él no lo hizo, sino aquella amiga que lo visitaba muy , pero muy de vez en cuando; habían sido ocasiones en las que Mr Trane dormía como tronco a causa de los sedantes y la cerveza que él combinaba sin ningún problema; el sweater verde siempre estaba en el respaldo de la silla, por las mañanas, metía sus brazos dentro del sweater y por un largo rato se quedaba solo mirando hacía esas cajas de cartón que lo rodeaban. Siempre, al levantarse de cama, se quitaba su fetish y lo colocaba cuidadosamente.

Mr Trane estaba muy solo; Hector, su "agente literario" cubano avecindado en Madrid viajaba mucho hacía la Ciudad de México, lo visitaba, llevaba "amigos" o conocidos, pero Mr Trane solo reconocía a uno, Luis, incluso llegaba a dejar esa "solemnidad" (provocada por el shock) y bromeaba con él, solo a Luis le permitía acompañarlo a beber cerveza e incluso que tocara sus cosas o pusiera algún cd; de los demás, Mr Trane, solo tenía instantes y solía confundir a las personas. Hector tenía el borrador del libro de Mr Trane, no podía hacer nada, nadie se quería hacer responsable del contenido, la dedicatoria principal decía -----Para Madame Trane / je voudrais être ce morceau de surface / qui supporte tout le transit de ton sang / et un recouvrement resplendissant----; Hector suponía que el "shock" estaba relacionado con la dedicatoria, siempre que le preguntaba a Mr Trane sobre donde encontrar a Madame Trane, él sonreía un poco y pasaba la palma de su mano derecha por la brillante pulsera, pero no decía nada, solo tarareaba una canción y literalmente corría al frigorífico por una cerveza.

Mr Trane estaba loco, usaba ese viejo sweater verde, pasaba horas mirando la pulsera dorada, y "recitaba" algo ---M.... un ... ------ lo decía bajito, cuando alguien escuchaba ese balbuceo intentaba poner atención, pero siempre Mr Trane se acurrucaba en un rincón y no dejaba que nadie escuchara lo que decía. Murió apaciblemente y no trágico como él lo quiso cuando aún tenía "esa poca lucidez que lo hizo terminar su libro"; alcanzó a escribir en una servilleta palabras aparentemente inconexas:

Coltrane, Son como magnolias. Cuando pienso en mi morte... Mi Estepario
Tristessa. Siamo due in la notte extraña de inverno. EBTG... Julio 17 29 octubre

Lo encontraron con su sweater verde, la pulsera dorada imposible de sacar de su muñeca izquierda y extrañamente la computadora que no prendió en 5 años, "tocaba" un quejido, palmas y guitarras; "ni la mitad de una foto" que imaginaron era de Madame Trane, y en una hoja de word, algo que parecía un poema...

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